Hacer la maleta es fácil. Reservar un vuelo, aún más. Pero tomarse el tiempo para preguntarse por qué viajas… eso no siempre sucede. Y, sin embargo, ahí empieza la diferencia entre un viaje más y una experiencia que deja huella.
Estas diez preguntas no son para incomodarte. Son para afinar la brújula. Porque viajar con conciencia no solo transforma el camino: te transforma a ti.
- ¿Qué me está moviendo a viajar?
- ¿Qué necesito dejar atrás antes de partir?
- ¿Estoy dispuesto a cambiar de perspectiva?
- ¿Qué me hace sentir incómodo en un viaje?
- ¿Qué parte de mí quiero escuchar más durante este viaje?
- ¿Qué historias me estoy contando sobre este destino?
- ¿Qué quiero llevarme de este viaje que no se pueda comprar?
- ¿Estoy dispuesto a estar sin control?
- ¿Cómo quiero volver?
- ¿Estoy preparado para descubrir que el mayor viaje es hacia dentro?
Y la que nadie menciona… ¿Qué pasará si nada cambia? Esta pregunta nos libera de la expectativa y nos devuelve al presente.
Cuando preparo una ruta con un cliente, siempre incluyo este ejercicio antes de definir su itinerario a medida. Y si quieres ver cómo estas preguntas cobran vida en un destino, lee India o Japón que sana.
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